Revista Avicultores – La industria que nutre a Colombia.
El nuevo escenario que ha planteado la pandemia del Coronavirus es incierto. El día a día de la vida, de las ciudades y sus habitantes depende de los índices de crecimiento y disminución de las personas contagiadas. Si sube, como ha venido ocurriendo en las últimas semanas en el país, las medidas de confinamiento se hacen más drásticas, lo que los expertos llaman “efecto acordeón”, es decir, que mientras unos ciudadanos de unas localidades de la ciudad deben permanecer en cuarentena obligatoria, otra parte sale al trabajo, pero sin ninguna garantía que mañana esa zona puede verse afectada por el aumento del brote.
Así ha estado el mundo en los últimos 100 días. En una incertidumbre constante. En un sector como la industria avícola todo se planeaba con tiempo, con proyecciones a mediano y largo plazo, con las estadísticas en la mano para saber cuántos huevos más se iban producir en el año o cuántos kilos de carne de pollo se procesarían anualmente.
La pandemia a causa del Covid-19 cambió de la noche a la mañana todo este trabajo de planeación. No ha sido fácil estos meses para los avicultores lograr restablecer el negocio cuando las granjas estaban a todo vapor produciendo lo que se tenía proyectado para los dos semestres del 2020. Hubo necesidad de frenar en seco, sin tener en cuenta las consecuencias, sin un norte o un plan de contingencia que permitiera establecer tiempos para salir de una situación caótica.
Cien días después, no se sabe a ciencia cierta qué pasará incluso en las siguientes semanas. Si el confinamiento seguirá el resto del año. Si la apertura económica continuará a pasado del fuelle, de abrir y cerrar sin saber exactamente cuánto tiempo estará abierto y cuánto cerrado. Las cifras de la pandemia superan los 150 muertos diarios en Colombia. Los casos se multiplicaron de una semana a otra, hoy las autoridades sanitarias hablan de 4.200 casos diarios cuando hace tan solo siete días la cifra no superaba las dos mil personas que se infectaban con el virus.
Las empresas han aplicado todos los protocolos de bioseguridad, sin embargo eso no es prenda de garantía que alguno de sus empleados se contagie del Covid-19. Como tampoco es prenda de garantía que la apertura económica ordenada por el gobierno a cualquier momento tenga marcha atrás. Nuestros principales clientes como restaurantes, hoteles y centros de convenciones continúan con las puertas cerradas y no se sabe por cuánto tiempo más, como tampoco si el bolsillo aguante para seguir sosteniendo las nóminas.
Entonces, frente a un panorama tan sombrío, sin posibilidad de hacer proyecciones a corto o mediano plazo, el mejor consejo que hoy podemos tener para nuestros avicultores es que la proyección de aumento de producción debe ir acompañado de asegurar su mercado, aterrizada a la realidad que está viviendo hoy el país y los mercados internacionales. Mientras no aparezca una solución de fondo y radical para controlar la pandemia del Coronavirus, cualquier apuesta empresarial debe ser con cautela, ya que no se tiene certeza en el corto, mediano y largo plazo del regreso a la antigua normalidad.
Lo importante es lograr equilibrar la demanda del mercado a las circunstancias de hoy, del presente, no del mañana. Tomar ese riesgo en las condiciones actuales no es lo más aconsejable. Mañana podemos estar todos en la calle, como también podemos estar todos de nuevo en un confinamiento. Los expertos hablan que la verdadera situación del Coronavirus en nuestro país y en Latinoamérica se va a saber mediados de agosto.
Por lo pronto las cifras ya superaron las de China en contagio y lentamente nos acercamos a la situación que vivieron varios países europeos que ya han abierto las puertas de su economía y de la vida social, pero también con el temor de volver a los oscuros días del aislamiento que se vivió en marzo.
Gonzalo Moreno
Presidente Ejecutivo de Fenavi.