Revista Avicultores – La industria que nutre a Colombia.
Colombia es un país con gran extensión de tierras fértiles y actas para diversidad de cultivos. Definir nuestra frontera agrícola se convierte en el mejor camino a seguir para orientar la formulación de política pública y focalizar la gestión e inversiones del sector agropecuario y de desarrollo rural.
En una nueva jornada de la HORA DE LA SOSTENIBILIDAD AVÍCOLA, de la Federación Nacional de Avicultores –FENAVI-, se abordó este tema y se tuvo como expositor al director de Unidad de Planificación Rural Agropecuaria – UPRA- doctor Felipe Fonseca.
Para la UPRA, la definición de frontera agrícola nacional, es límite del suelo rural que separa las áreas donde se desarrollan las actividades agropecuarias, las áreas condicionadas y las áreas protegidas, las de especial importancia ecológica, y las demás áreas en las que las actividades agropecuarias están excluidas por mandato de la ley.
Esta definición es el resultado del trabajo conjunto entre el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible – MADS y el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural MADR a través de la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria – UPRA, y la consulta con otras instituciones del sector agropecuario y del sector ambiental.
Es importante precisar que las actividades agropecuarias comprenden los ámbitos agrícola, pecuario, forestal, acuícola, y pesquero, así como, la adecuación y transformación de la producción, los servicios de apoyo asociados y la comercialización de productos primarios.
El objetivo de la frontera agrícola es orientar la formulación de política pública y focalizar la gestión e inversiones del sector agropecuario y de desarrollo rural. Además, promover el uso eficiente del suelo rural agropecuario, el ordenamiento productivo y social de la propiedad rural, y el fortalecimiento de la productividad y competitividad de las actividades agropecuarias. Asimismo, contribuir a estabilizar y disminuir la pérdida de ecosistemas de importancia ambiental.
En Colombia solo se está usando un 19% de la tierra que tiene el aval para ser cultivada, para aprovechar el resto, el director del UPRA, Felipe Fonseca, considera que es necesario iniciar procesos de planificación, de visión agropecuaria y de evaluación de la prospectiva de cada cadena. “La idea es identificar cuáles son esas oportunidades de negocio, determinar el área, la productividad, cuáles son los rendimientos y metas a alcanzar para orientar e incentivar el desarrollo de distintas actividades productivas, pero con una lógica de inclusión de los mercados. Tratar de superar un poco la tendencia de cultivo por modas u olas”, sostuvo el directivo.
La delimitación de la frontera agrícola, permite saber qué se puede hacer en la zona apta para la agricultura y planear dónde es mejor producir qué cosas, deja planear infraestructuras que permitan desarrollar todo esto, al tiempo que marca la ruta para establecer estrategias de conservación de los recursos naturales.
El director de la UPRA añade que se viene un trabajo estratégico en el que cada gremio, cada emprendedor y cada productor va a ser libre de decidir qué cultivar y en dónde, pero con las bases claras de los estudios ya realizados.
Beneficios de la frontera agrícola
En cuanto al impacto y la seguridad jurídica, reduce la incertidumbre jurídica y técnica de las inversiones agropecuarias, proporciona mejores condiciones de estabilidad económica y social de los productores del campo colombiano, de acuerdo con la UPRA.
Asimismo, esta unidad rescata que permite orientar y focalizar el desarrollo de programas de formalización de tierras en áreas con aptitud para adelantar proyectos productivos sostenibles a largo plazo.
En lo ambiental, sirve de insumo para el diseño de estrategias diferenciadas y de trabajo conjunto entre el sector ambiental y el sector agropecuario, pesquero y desarrollo rural, para el control y cierre de la frontera agrícola.