2020 – Las certezas en un año de incertidumbres

Osler Desouzart es miembro del Grupo de Seguimiento de Tendencias en el Mercado Avícola de la Asociación de Avicultura brasileña (UVA), consejero del Foro Mundial de Agricultura de St. Louis (USA), actualmente ocupa la dirección de OD Consulting, empresa para la planificación, estrategia y futuras tendencias de los mercados cárnicos. Desouzart estará en nuestro XX Congreso Nacional Avícola y hace un análisis sobre la pandemia del Coronavirus, lo que ha ocurrido en el mundo con su propagación y algunas medidas preventivas y correctivas para adoptar:

Comenzamos con la gripe aviar que podría exterminar a la humanidad, cuando se registró un brote de H5N1 entre 2004 y 2006 en Asia y se extendió a Europa, África y tres países latinoamericanos (México, Colombia y República Dominicana). En ese momento estaba todavía trabajando en Sadia y tuvimos que establecer un grupo de trabajo dentro del alcance de las asociaciones avícolas brasileñas para diseñar un plan de contingencia si la enfermedad nos afectaba. Además, hemos establecido un plan de comunicaciones con el objetivo de calmar a los consumidores.

 

Recuerdo que en ese momento la prensa informó que la gripe de pollo tendría una tasa de mortalidad más alta que la gripe española, lo que habría causado de 50 a 100 millones de muertes.

 

En una entrevista, debatí con los periodistas que no había registros estadísticos demográficos mundiales antes de 1950, lo que hizo imposible estimar cualquier número entre 1918 y 1920, incluso, cuando incorporaba una desviación del 100%. Cuando pregunté a la fuente de la información sobre los 50 a 100 millones de muertos, fui recibido con un silencio obsequioso.

Pero ciertamente estoy desactualizado o desinformado al requerir fuentes estadísticas, ya que es suficiente ir a Google para descubrir que la peste de Antonina (años 165-180) mató a cinco millones de personas. Si ya tenía estadísticas en el año 165 (no es 1965), imagine cuán avanzada era la recopilación y tabulación de datos en 1918.

 

Seguimos en 2009 afirmando el fin del mundo debido a la “gripe A (H1N1)” (inicialmente llamada de gripe porcina). Asumió proporciones pandémicas, afectando todos los países de las Américas, con especial impacto en México, Europa, África y Asia. El número de personas afectadas fue de unas 750 mil personas y con 18.337 decesos estimados por la OMS. Por supuesto hay números que alcanzan casi 600.000 decesos en artículos publicados, pero persiste la realidad que el mundo no se acabó.

 

El H1N1 nos hace compañía hasta los días actuales, lo que hace que en Brasil tengamos una campaña anual de vacunación contra la gripe, que este año debe ser anticipada para el mes de abril debido a la pandemia del Covid-19.

La actual pandemia surge en China y rápidamente alcanza 196 países en todos los continentes, con un promedio mundial de 4,46% de decesos de los casos confirmados a nivel mundial al 25 de marzo de 2020, fecha de cierre de esta edición.

 

Las medidas preventivas adoptadas por los países afectados impactan enormemente la economía mundial, bastando para entenderlo los ejemplos la prohibición de circulación de personas, suspensión de vuelos internacionales, cierre de fronteras, reducción de la producción industrial, del comercio internacional y de la logística en cadenas de distribución.

 

El segmento de servicios es idénticamente afectado por la recomendación de que las personas eviten aglomeraciones, sin contar las calles de grandes metrópolis vacías, restaurantes cerrados, hoteles sin huéspedes, eventos de negocios, artísticos y culturales siendo cancelados. Y la situación evoluciona para cuarentena voluntaria y, si esa no funciona, para obligatoria. Y eso agrava todo. Los pequeños comercios, bares, restaurantes, vendedores ambulantes, trabajadores informales y todos los segmentos más frágiles de la economía son aplastados, muchos con pocas posibilidades de recuperarse.

O sea, después de esa ola gigante nueva que se llama Covid-19 viene por detrás un tsunami ya mucho conocido de la mayoría de nosotros, estagnación o recesión económica. Más empresas medianas y pequeñas morirán que personas debido a al Covid-19, y digo esto con la consciencia de que pertenezco al grupo de riesgo, los ancianos donde la mortalidad en casos confirmados supera el 20%.

 

¿Qué debemos hacer? Bueno, les confieso que no sé, pero sé lo que no debemos hacer, parar de pelear, parar de tentar sacar adelante o simplemente parar.

 

Cito a Italia como ejemplo, un país que ha sido epicentro de la pandemia. El mayor número de casos confirmados en Italia se encuentra en la región norte del país, donde hay un mayor contingente de personas mayores. También es en la región norte donde se concentran las mayores compañías avícolas y porcinas; e incluso con su país liderando los casos Covid-19, la industria no se ha detenido e incluso hay planes para aumentar la producción.

La industria cárnica de Italia se las arregla para abastecer al país, a pesar de que la industria no puede cumplir con todos los pedidos de los supermercados. La razón no está en la interrupción de la producción, sino en la preferencia del consumidor por ciertos cortes de diferentes carnes, pero en ausencia del consumidor compra otros cortes disponibles.

 

Tenemos un ejemplo en los Estados Unidos, donde ya ha habido un caso confirmado de un trabajador de matadero. Se adoptaron medidas de precaución e higiene adicionales, las personas que pudieron haber estado en contacto con ella fueron controladas, el matadero fue rigurosamente desinfectado y lavado durante dos días y volvieron a la producción normal.

En esos momentos de crisis graves el lado bueno de las personas surge en los seres humanos, aunque los malos sigan existiendo, como el tipo que en ese momento intenta instalar malware en mi página de Facebook.

 

Pero hay manifestaciones de solidaridad y apoyo mutuo, como en todo momento en la historia cuando una comunidad ha sido amenazada. Todos los que militan en la avicultura deberían mirarse en ese ejemplo, ya que no somos un sector que pelea por glorias, pero sí para sobrevivir. 

 

¿Quieres decir entonces que todos sobrevivieron a estas crisis? No, tanto es así que nuestra industria de productos animales se ha movido en los últimos treinta años a un nivel importante de concentración. Y vimos la aparición de una nueva especie, la “compañía glocal”, una que crea una presencia global a través de la suma de su presencia local, en varios países y regiones. Aquellos que tengan la paciencia de un monje budista pueden solicitar una copia de un artículo que escribí en 2005 con ese nombre, “A Empresa Glocal”,  acuñando la expresión.

 

Los que no innovaron no sobrevivieron, así como los que no se reinventaron, que no aprendieron a abandonar la postura de “yo solo” para unirse a una asociación, y esta que lucha por los intereses de toda una cadena y no simplemente por la compañía alfa o beta. Es el principio que defiendo de cazar en manada y defenderse en manada.

Las muchas asociaciones de agro negocio en varios países se han movilizado para garantizar la continuidad operacional de todos los eslabones de la industria de productos de origen animal. Eso tiene como primer paso la definición por las autoridades competentes de los segmentos esenciales, habitualmente definidos como defensa y orden pública, alimentos, salud, productos farmacéuticos, material médico y equipos de hospitales, logística para asegurar que insumos y productos acabados lleguen donde son necesarios. Es decir, todas las actividades que garantizan que esos sectores esenciales sigan operando razonablemente.

 

De nuestra parte podemos ayudar con medidas preventivas y correctivas, muchas de las cuales recomendadas por asociaciones, empresas, entidades de clase y gobiernos. No será posible enumerar todas en el ámbito de un artículo, pero me permito listar unas cuantas que se pueden y se deben adoptar lo más pronto posible, en todos los eslabones de nuestra cadena:

  1. Cancelen viajes, eventos, entrenamientos y cursos presenciales, congresos, ferias y exposiciones, etc, o sea, todo que comporte en aglomeración de personas;
  2. Restrinja visitas a sus establecimientos, de las granjas hasta las oficinas, reservándolas exclusivamente para profesionales de salud animal, mantenimientos de equipos, flujos de insumos y de productos, o otros absolutamente necesarios para que el proceso productivo no sufra solución de continuidad. Hagan de la visita la excepción y no la regla;
  3. Mantengan distancia de 1,5 a 2,0 metros de las personas, alertando los dependientes para la importancia de distanciamiento social, sea en las horas de entrada del personal, salida, periodos de reposo y alimentación.
  4. No se toquen. Reemplacemos nuestros hábitos de tocar a las personas, estrechar las manos, abrazar y besar con otros que podemos aprender de los japoneses, que se saludan reclinándose ligeramente o tailandeses, uniendo las manos como si rezaran mientras reclinan suavemente la cabeza. El amigo o compañero también entenderá el gesto de hacer un corazón con los dedos índice y pulgar;
  5. Lávense las manos con sus mayores y mejores aliados, agua y jabón, cuanto más veces lo hagan, mejor es;
  6. A los responsables por las unidades productivas deben buscar instalar, mismo de forma provisoria, fregaderos ubicados antes de las puertas de entrada en los establecimientos para que los empleados o visitantes esenciales se laven las manos con agua y jabón antes de ingresar;
  7. Y coloque alfombras sanitarias para que quien ingrese al establecimiento pise una solución desinfectante. ¿No las tienes? Improvisar con alfombras hechas de tejidos gruesos empapadas en lejía;
  8. Cada persona que ingrese en el establecimiento, desde el trabajador más humilde hasta el presidente de la empresa, la temperatura debe medirse inmediatamente después de los procesos descritos en los ítems 6 y 7 anteriores. Si la temperatura aumenta, por pequeña que sea, ponga a la persona en cuarentena preventiva durante 14 días, tratando de controlar a las personas que están cerca de ellos en el lugar de trabajo;
  9. Aumenten los procesos de limpieza y desinfección de áreas de trabajo, máquinas y equipos usados. Si te acusan de paranoia es porque estás haciendo un buen trabajo;
  10.  Busquen orientación de médicos sobre medidas de precaución sanitaria para las personas y los sitios de trabajo, y escriban protocolos para ser estrictamente observados en relación a medidas preventivas y también en la hipótesis de que se confirme un caso de Covid-19 entre el personal;
  11. Todos los trabajos de las actividades medio (administración, finanzas, control, etc.)  deben ser siempre que posible conducidas remotamente, y mismo las actividades comerciales, sean las compras como las ventas. Los suministradores y clientes están adoptando esa práctica y debemos alentar a todos los que interactúan con la empresa a aprovechar al máximo esta forma actual de hacer negocios;
  12. Las redes sociales son hoy un valor difundido en nuestras sociedades. Úsenlas para la comunicación entre personas, para resolver problemas, discutir y llevar a cabo procesos, buscar soluciones y aumentar la interacción entre todos los dependientes, con menos viajes y actividades cara a cara;
  13. Esas mismas redes sociales hoy están cargadas de información y desinformación sobre el Covid-19, sus impactos en la normalidad de las operaciones productivas e incluso dudas sobre la disponibilidad de alimentos. Aseguren a sus empleados y al público en general que el sector alimentario es esencial y no dejará de cumplir con su deber, consciente de que la disponibilidad de alimentos es la base de la paz y el equilibrio social;
  14. Busque orientación profesional para las recomendaciones de salud de su gente e higiene de los espacios necesarios a la producción  y circulación de los insumos a la cadena productiva y de los productos finales hasta los consumidores;
  15. Y, naturalmente, no olviden de enviar, in pectoris, los autores de rumores, fake news y diseminación de inquietud a algún lugar desagradable o maloliente;
  16. Si posible establezcan una fuerza tarea para que organice las medidas de prevención y de acción caso tengan un caso confirmado. Tener protocolos escritos previos permitirá mayor agilidad de acción
  17. Hasta 100 o 200 otras recomendaciones, muchas de las cuales están siendo puestas a disposición por asociaciones, empresas, entidades científicas e otras.

Estoy buscando coleccionar esas recomendaciones y con gusto pasaré a aquellos que las pidan. Hay también muy buenas acciones hechas en Brasil y otros países latinoamericanos en el sentido de tranquilizar los consumidores, como videos institucionales asegurando que no faltarán alimentos.

 

Hay una anécdota por acá que dice “Reinstalen 2020 puesto que la primera versión ha venido con virus”. No obstante las centenas de anécdotas que surgen, tratase de una situación seria, puesto que las cuarentenas horizontales e universales que se están imponiendo causará más muertes comerciales que el Covid-19 causará de personas. En América Latina, donde vivimos con porcentajes importantes de economía informal y trabajo, esta situación es muy preocupante.

 

Con todos encerrados en casa y las pequeñas empresas y empresas de servicios obligadas a cerrar sus puertas, estamos creando las condiciones para que esta ola gigante del Covid-19 sea seguida por un tsunami de recesión económica y aumento de la pobreza.

No soy médico ni especialista en epidemias y su control, pero lo que hago es interpretar números y predecir tendencias. De hecho, este debe ser uno de los pocos artículos en los que no he expuesto o interpretado números.

 

Cuando analizo el número de muertes por COVID-10, parece claro que la enfermedad tiene tasas de mortalidad concentradas entre los ancianos y las personas de baja resistencia causadas por enfermedades preexistentes. Estos grupos de riesgo deben observar una cuarentena hasta que se muestre que la curva de contaminación está controlada. Pero los otros segmentos que conforman la mayoría de las poblaciones latinoamericanas deberían volver a la actividad plena, en lo que está siendo llamado de cuarentena vertical.

 

Puede ser que desde el punto de vista científico sugiera una gran tontería, pero lo que he visto e oído de políticos y gobernadores en mi país aquí al menos habría tenido suficiente compañía de idiotas, con la diferencia de que al menos no me conmueven las malas intenciones o intereses menores.

Vivo en un país de dimensiones continentales donde casi el 70% del transporte es por carretera. Sus excelencias, gobernadores y alcaldes aseguran el transporte, pero evitan que funcionen las tiendas de neumáticos, talleres mecánicos, comercio de piezas de reposición y restaurantes en la carretera. ¿No son perfectamente brillantes?

 

Pero el título de este artículo menciona que hay certezas en medio de un año difícil como este 2020. Las certezas de las que podemos estar seguros son que la gente continuará comiendo, que continuaremos produciendo y que no hay crisis que duren para siempre.

 

Cuando me preguntan cuánto tiempo he trabajado en el sector agrícola, generalmente respondo a aproximadamente nueve crisis. Mientras estaba al frente, fui responsable de las exportaciones de carne de una gran empresa brasileña. Vendimos 400 productos de cuatro especies animales a más de 120 países, y allí ya puede imaginar todas las variables de un negocio de este tipo. Una huelga en un país lejano, un conflicto armado o diplomático, la aparición de un brote de enfermedades animales, una barrera pseudo-sanitaria impuesta y cientos de otras variables hicieron que mi vida no fuera monótona.

A este día a día se agregaron las dificultades de operar en un sector donde no dominamos los precios de nuestra materia prima principal, los granos, que representan del 65% al ​​70% de nuestros costos. Agregue a esto el hecho de que la industria de productos animales es de bajos márgenes.

Con crisis o sin crisis nosotros, -el sector de productos de origen animal- hemos crecido en los últimos 50 años y contribuimos a que la dieta humana incluya esos productos en cantidades y frecuencia de consumo ascendentes. No será ahora que vamos parar. Seguiremos adelante aún que muchos salgan heridos de la crisis actual.

 

Mi contribución en ese momento es darles una fórmula que adopté en momentos de crisis y que espero les sea útil. En crisis hay cuatro medidas que debemos adoptar:

  1. Hacer negocios
  2. Hacer negocios, si posible, sin perder plata
  3. Hacer negocios, si posible, ganando plata
  4. En caso de duda, vuelva a la primera recomendación