2019-2028 un decenio de oportunidades para el crecimiento del sector rural en América Latina

De acuerdo con el informe presentado recientemente por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, (OCDE) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentición y la Agricultura FAO, “Perspectivas agrícolas 2019-2028” la región de América Latina y el Caribe (ALC) verá un crecimiento de 22% en sus cultivos y un crecimiento de 16% en sus productos pecuarios en la próxima década, siete y dos puntos porcentuales mayor que el promedio global, respectivamente.

 

El análisis pronostica un aumento de la demanda interna de proteínas de origen animal. Lo cual quiere decir que para el 2028, el consumo de aves de corral de 34,2 kg per cápita por año, representará el 42,1% del total del consumo total de carne. Esto es 14.8 puntos porcentuales más que a mediados de los 90s.

 

La producción ganadera también ha crecido sustancialmente en ALC durante las últimas dos décadas, la producción de carne aumentó en un 33%, la carne de cerdo en un 111% y las aves de corral en un 302%. Este crecimiento se ha debido a la expansión de los sectores de la avicultura y a la innovación tecnológica en todos los sectores ganaderos.

La producción agrícola en América Latina y el Caribe

La región ha experimentado un crecimiento sustancial de la producción agrícola en las últimas dos décadas, siendo Brasil uno de los líderes, con una tasa de crecimiento promedio de 4.1% entre 1991 y el año 2015, mientras en los países del Cono Sur y Andino crecieron en un 2.8%, en Centroamérica el 2,5% y países del Caribe registraron tan solo el 1.0% promedio anual tasa de crecimiento.

 

Este crecimiento de la productividad, de acuerdo con análisis expuestos en el informe, ha sido impulsada por actividades de investigación y desarrollo, acompañadas de inversiones en el sector rural y del apoyo específico a los agricultores.

“El consumo de aves de corral aumentará en casi un 15% en ACL”

De otro lado, factores como la educación rural, el extensionismo y el fortalecimiento de organizaciones campesinas, han generado un notable progreso del sector agrícola en la región. A la fecha, se cuenta con un registro de cerca de 33 mil cooperativas agrícolas, a través de las cuales los campesinos se agremian, facilitando así su participación en los mercados locales e incluso ampliando su cobertura a nivel de exportaciones.

 

Para el caso de Colombia, el informe resalta el papel de la Federación Nacional de Cafeteros y sus campañas de marketing en varios países, para el comercio del café, con un trabajo previo de investigación y transferencia de tecnología a los agricultores que hacen parte de esta.

 

Factores determinantes

De acuerdo con las perspectivas agrícolas, en este decenio 2019-2028, la demanda de productos agrícolas y alimenticios latinoamericanos estará determinada principalmente por el crecimiento de la población y los ingresos en la región y en sus principales mercados. Con 656,6 millones de habitantes, ALC representa el 8,5% de la población total del mundo, de los cuales se resalta a América del Sur siendo la subregión más poblada con un 65.6% de la población total de ALC, Centroamérica y México representan el 27,6% y el Caribe el 6,7% restante.

 

Se espera que el crecimiento promedio anual de la población en la región pase del 1.3%, registrado en las últimas dos décadas, al 0.8% durante la próxima década.

De esta manera, en directa relación, la expectativa es que el PIB real per cápita en la región de ALC crezca en un promedio de 1.9% por año en la próxima década. Lo que seguramente provocará cambios en la demanda de productos agrícolas y alimenticios de ALC.

 

Estos cambios estarán orientados a un mayor consumo de proteínas de origen animal, frutas, verduras y lácteos, en relación con alimentos básicos como el maíz, trigo, arroz y frijoles. En el sector de productos lácteos, se estima que en ALC crecerá un 1,2% en el caso de la mantequilla, un 1,4% para los productos lácteos frescos, un 1,8% para la leche entera en polvo y un 2,0% para el queso. En cuanto al consumo per cápita de carne de res, carne de ternera y carne de cerdo en ALC aumentará en 10% en la próxima década, el pescado en alrededor del 12% y las aves de corral en casi el 15%.

 

La avicultura ha sido particularmente dinámica en la región, con un crecimiento nacional y extranjero y una demanda respaldada por precios favorables en relación con otras carnes. Los stocks de aves de corral se han triplicado en Mercosur y los países centroamericanos en las últimas tres décadas, y en el caso de los países andinos y en el Caribe, se ha más que triplicado.

La promesa de Colombia

De cara al informe presentado por la OCDE y FAO se puede generar una lectura esperanzadora, en la que los alimentos superan las cifras de exportación tradicionalmente encabezada por los minero-energéticos.

 

El país ha venido avanzando en aspectos de alta relevancia para el sector rural, su producción y sostenibilidad, como la apertura a nuevos mercados, pero sobre todo a la fijación de la frontera agrícola, el aprovisionamiento de medidas preventivas y adaptativas frente al cambio climático y una mayor apertura a la comercialización de alimentos, tanto a nivel local como internacional.

 

Uno de las principales oportunidades que tiene Colombia para fortalecer la producción rural es contar con una frontera agrícola de 40 millones de hectáreas, de las cuales actualmente solo se utiliza el 19%, por lo que más de 32 millones aún están disponibles para convertirse en senderos de producción agrícola que dinamicen el campo.

Durante las últimas dos décadas, la producción de carne en ACL aumentó en un 33%, la carne de cerdo en un 111% y las aves de corral en un 302%.

También cuenta con la “Estrategia 360 Grados”, promovida por el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, la cual contempla la protección de los productores ante cuatro tipos de riesgos: 1) riesgos de mercado (alteraciones en el precio), 2) riesgos financieros (falta de recursos – iliquidez), 3) riesgos biológicos (plagas, enfermedades), y 4) riesgos climáticos (inundaciones, sequías y variaciones climáticas extremas).

 

Este panorama cobra mayor hálito de esperanza al contemplar las diferentes políticas, planes y estrategias que se han promovido, como la estrategia del MinAgricultura “Coseche y venda a la fija”, con la que se busca beneficiar a 300 mil productores agropecuarios, vinculándolos con los mercados y brindando soluciones de crédito con la tasa más baja del mercado.

 

Y el Plan de Ordenamiento de la Producción, que busca orientar a los productores rurales para saber qué sembrar, cómo sembrar, dónde sembrar y cuándo sembrar.

 

Este ha priorizado para el 2019 un total de diez cadenas: arroz, leche, panela, maíz, papa, aguacate hass, cebolla de bulbo, forestales, algodón y acuicultura y pesca. Estas medidas no desconocen la biodiversidad colombiana, que brinda una variedad de pisos térmicos desde los 0 hasta los 4.000 metros sobre el nivel del mar, factor que amplía la posibilidad de producción, no solo en pluralidad sino también en cantidad, con posibilidad de cubrir la demanda interna y facilitando los procesos de exportación de alimentos.

Decenio de la agricultura familiar

De la mano con las expectativas de incremento, llega el decenio de la agricultura familiar, un momento clave en la historia del campo. Desde hace varios años, las Naciones Unidas, la FAO y el Fondo International de Desarrollo Agrícola (FIDA), han establecido acciones y prioridades para reconocer, proteger y fortalecer la agricultura familiar.

 

En particular, en el 2014, al designar un Año Internacional de la Agricultura Familiar (AIAF) la ONU ha conseguido que esta vuelva a ocupar un lugar central en las políticas agrícolas, medioambientales y sociales en las agendas nacionales, avanzando hacia un desarrollo más equitativo y equilibrado.

 

En Colombia, el Gobierno ha dado pasos importantes los últimos años en el reconocimiento de la importancia que tiene la AIAF para el desarrollo sostenible del país. Durante el 2017, con acompañamiento de FAO Colombia, se instaló una Mesa Técnica de Agricultura Familiar y Economía Campesina, que a través del diálogo multiactorial tanto a nivel nacional como territorial, generó los insumos que llevaron a promulgar la Resolución 464 de 2017 por parte del Min Agricultura. Dicha Resolución plantea los lineamientos estratégicos de política pública para la Agricultura Campesina, Familiar y Comunitaria.

El Plan Mundial del decenio y su materialización en planes nacionales y redes temáticas, se configura como una oportunidad para que el Gobierno nacional avance simultáneamente en el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), como elemento transversal al PND y en la implementación de la Reforma Rural Integral.